Chartered Management Institute es una entidad inglesa investigadora en el campo de la gestión profesional y el liderazgo en las empresas. Sus investigadores han preguntado a un gran grupo de trabajadores “¿recurren a sus jefes cuando necesitan ayuda en sus labores?”.
El resultado de la evaluación ha preocupado: el 85 % entregó una respuesta negativa.
El estudio no encontró con frecuencia, entre los trabajadores, la palabra creer. Para vivir algo hay que sentir la necesidad de creer. Tampoco figuraba, en la forma esperada, la expresión confianza, negándose de esta manera, el principal ingrediente al llamado clima laboral. Un clima laboral” sin confianza, no lo pronostica ni nuestro llamado “el hombre del tiempo” de RPP.
Un buen ambiente repercute en la satisfacción, de ambas partes, de estar en una empresa. Todo contribuye a la satisfacción personal y a la respuesta positiva de un grupo humano. Un mal clima destruye todo y se vive una situación de conflicto en silencio, dominado por las aguas de los rumores.
El “clima de confianza” permite entregar a la gente lo mejor que posee. El trabajador constantemente bajo presión, sin una comunicación recíproca, dejará mucho de lo suyo en evitar un diálogo y, sus motores principales para la empresa: jefes y trabajadores, o trabajadores y jefes, aportarán a medias, o no dejaran nada.
El miedo detiene, encierra, ata, paraliza a los integrantes de una empresa.
Ejecutivos permanentemente ocupados, sin tiempo para escuchar a quien están bajo sus órdenes, no llevarán el barco a buen puerto. Trabajadores sin oído para escuchar, viviendo angustiados y estresados, nunca darán algo bueno ni personalmente, ni para la comunidad que integramos.
Se lo escuché a alguien, no recuerdo su nombre:”la confianza es la forma más elevada de motivación humana”.
Busquemos en nuestro trabajos, de ambos lados, la confianza tan necesaria para quien representamos. La confianza multiplica todos los resultados.
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